¿Por qué, aun siguiendo tu dieta y tu plan de entrenamiento, no ves los resultados que quieres? En realidad, hay muchos factores que pueden estar afectando la velocidad de tu progreso. Sin embargo, hay algunos “pequeños detalles” que, a la hora de sumarlos, ¡hacen una GRAN diferencia!

 

Después de encontrar cuáles son esas “pequeñas cosas” que tienen un impacto importante en los resultados de tu plan, me he encargado de hacerles hincapié a las chicas de mi equipo para que estén alerta. No se vale que su trabajo no rinda frutos por “descuidos” o acciones “inofensivas”. Los comparto aquí para que pongan atención y se observen a ustedes mismas.

 

  • Comer entre comidas alimentos saludables:

Cuidado con consumir un palito de apio, jícama, pepino, una ciruelita, una tostadita de nopal, etc. ¡Que algo sea saludable no significa que no contiene calorías! Si no está en tu plan NO TE LO COMAS. Tienes que poner mucha atención en distinguir si es hambre o ansiedad; si es hambre, platícalo con tu coach y hará los ajustes necesarios (o te dirá que te la aguantes mientras pierdes los kilos que tienes de más) y si es ansiedad, detéctala y distráete en otra cosa.

 

  • Sustituir alimentos:

Si no tienes lo que dice tu plan, PREGUNTA qué puedes comer en su lugar, no caigas en el error de intercambiar alimentos a criterio; en un programa bien calculado existe una razón para comer ciertos alimentos, a ciertas horas, combinados de una manera específica. Comer yogurt no es lo mismo que comer jocoque; comer frutas rojas no es lo mismo que comer arándanos secos, etc.

Tampoco es lo mismo pesar y cocinar tus comidas, que pedirlas en un restaurante; sé que habrá veces que no tienes opción y ni modo, pero la MAYORÍA del tiempo puedes planear bien para tener tu comida a la mano.

 

  • Calcularle “a ojo de buen cubero”:

A todos nos han mandado dietas en las que hay que medir la comida: 120 g de pollo, 50 g de arroz, 1 taza de papaya, etc. Es muy común empezar a “calcularle” en lugar de tomarte el tiempo de pesar y medir tus comidas. Para muchas personas es una exageración, pero se resume en ¡PRECISIÓN! Tal vez te preguntas ¿qué diferencia puede hacer 30 g de arroz al día? NADA…, pero si lo multiplicas por todos los días y todas las comidas en las que te pasas por “unos gramitos” al final del mes ¡HACE UNA GRAN DIFERENCIA!

 

  • Saltarte comidas, recortarlas o juntarlas:

De nuevo, cada plan tiene una razón de fondo, al saltarte comidas NO vas a bajar más rápido, pero probablemente tu metabolismo se hará más lento.

Quitar ingredientes de tu dieta MODIFICA la cantidad de energía pensada para ese momento de tu día y cambia la manera en la que procesas los otros alimentos.

Y juntar comidas rompe con el objetivo de EFICIENTAR cada una de tus ingestas de alimento.

 

  • Excederte en tu comida libre:

Algo que siempre les digo a las chicas de mi equipo (asumiendo que tienen un metabolismo promedio) es que UNA comida libre excesiva puede arruinar gran parte de tu progreso de toda la semana y más aún si la continúas hasta la hora de dormir. La comida libre tiene la intención de meterle a tu cuerpo una oleada de calorías adicionales, grasa y azúcar en un momento determinado. NO es lo mismo comerte 700 a 800 calorías en una sentada (aproximadamente lo que deberías comer en una comida libre) a comer 200 calorías adicionales durante cuatro días. El efecto metabólico es mucho más potente cuando tienes una comida libre después de varios días de dieta estricta. Así que, cómete una porción razonable de algo que se te antoje y retoma tu dieta, ¡tampoco te saltes la comida libre! Si has cumplido bien con tu plan… ¡te la mereces!

 

  • Muletillas:

Masticar chicle todo el día, usar Splenda en exceso, tomar refrescos light en cada comida o solo beber aguas de sabor como Clight, Be Light, Lipton Light afecta tus resultados.

Si bien este tipo de herramientas nos resultan útiles en momentos de extrema ansiedad, pueden convertirse en enemigos a la hora de intentar adquirir orden en nuestros hábitos y autocontrol. Estos productos “inofensivos” están hechos a base de químicos, muchos de los cuales son TAN procesados que nuestro cuerpo los desecha tal como entraron al organismo, pero eso NO significa que no provocan daños, que van desde efectos cancerígenos hasta retención de líquidos. Adicionalmente, usar y abusar de estos productos únicamente te calma por el momento, pero no te ayuda a encontrar maneras sanas de lidiar con el estrés que genera seguir una dieta.

Como punto de referencia, les recomiendo a mis clientas consumir como máximo: 2 sobrecitos de Splenda, 3 chicles sin azúcar al día y un refresco light cada tercer día.

 

  • Aderezos:

¡Este tema es clásico! Puedes estar comiendo lo que dice tu hojita: pollo, arroz y ensalada, pero si a tu pollo le pones guacamole; al arroz, crema light; y a la ensalada, aceite de oliva… ¡estás agregando calorías no contempladas! Pareciera que estos pequeños “saborizantes” no representaran ninguna amenaza para tu avance, ¡pero lo hacen! No digo que coman sin sabor, solo que hay que cuidar cómo condimentas tus alimentos para no salirte del plan. Recomendaciones: salsas hechas en casa sin aceite, limón, vinagre, maggie, soya y chile en polvo, en cantidades razonables, no cambian de manera significativa el contenido de tu dieta.

 

  • Bebidas:

Estamos educados a poner tanta atención en los alimentos, que dejamos de ver lo importante que es lo que bebemos. Definitivamente, los jugos NO son el mejor desayuno (lo ideal es que te comieras la fruta completa, con todo y la fibra que contiene) ni el capuchino está libre de calorías, ni el Gatorade es necesario para entrenar. Si tu dieta no menciona alguna de estas bebidas, no las consumas. Lo mejor es tomar agua simple: ponerle a tu botella de agua unas rebanaditas de limón, o una fresa partida en cuatro o una bolsita de té le da mejor sabor ¡y no atenta contra tu dieta!

 

  • Posponer sesiones de entrenamiento:

“Mejor voy el sábado que tengo más tiempo” = ¡sesión perdida! No caigas en el error de dejar para después tus sesiones de cardio o pesas porque hoy estás muy cansada… Lo más probable es que NO las repongas e incluso, si lo haces, no surte el mismo efecto, ya que tu plan está calculado tomando en cuenta de manera integral tu dieta, tu entrenamiento, el cardio y los días de descanso.

Tampoco es buena idea pensar que es igual una clase de salsa, una caminata, algún video que tienes en casa, o incluso un rato de acción con tu pareja. Tu entrenamiento ¡NO TIENE SUSTITUTOS!

 

  • Ir y venir:

Seguir tu plan cinco días, luego dos no, luego 10 sí, pero luego tres no… ¡es lo PEOR que puedes hacer! Para empezar, tu metabolismo nunca se va a acelerar, ya que no recibe un estímulo constante; en segundo lugar, pierdes tiempo y dinero ¡sin llegar a ningún lado! Lo más probable es que a fin de mes estés exactamente en el mismo punto en el que empezaste; y, en tercer lugar, lo peor del caso es que te cansas y se va generando en tu cabeza una idea de fracaso repetido una y otra vez.

Como consejo, si no estás lista para empezar ¡ESTÁ BIEN!, tómate el tiempo que necesites para convencerte de que quieres hacer esto y de que estás dispuesta a pagar el precio, y una vez que te decidas CONTINÚA hasta estar satisfecha con tus resultados. El nombre del juego es TENACIDAD.