Quiero transmitir hoy un mensaje MUY importante, mucho más trascendental que si el cardio debe ser hecho en ayunas o no, o si los aceites son mejores fuentes de grasa que las nueces… Hoy quiero compartir algo más delicado, algo más íntimo, algo que tiene más que ver con un aprendizaje de vida, que con aprendizajes técnicos del fitness y, para ello, invité a Rosy Arango como colaboradora, creo que ambas sentimos una responsabilidad moral de conectar con las mujeres desde otra plataforma. Les compartiré el inicio de su historia, que decía así:

 

Cada mañana era una lucha con el espejo. Despertar y ver en él una imagen nada cercana a la de las princesas de los cuentos o las perfectas mujeres de la televisión o las portadas de revistas.

 

Por años sentía que si no salía de mi casa totalmente maquillada, con accesorios perfectamente combinados, vestida igual que todas las mujeres que quieren estar al día en la moda, entonces estaba desnuda y fea. ¿Y saben qué? Ahora que soy una mujer nueva de raíz me doy cuenta de cuán errada estuve“.

 

Durante toda la vida, las mujeres nos hemos esforzado en cambiar nuestra apariencia, como si le debiéramos al mundo el no tener imperfecciones (o al menos intentar ocultarlas en la medida de lo posible) y para ello, pasamos la vida decorando nuestro rostro, modificando nuestro cabello, con fajas, en dietas estúpidamente restringidas, con prendas de vestir que tal vez no nos gusten pero están de moda y llenándonos de productos que según nosotras nos harán conseguir ese estado estético ideal, perfección y tal vez entonces… felicidad.

 

Entonces dirán: o sea que “la belleza es interior”, “lo de adentro es lo que importa”, “lo que verdaderamente vale no es visible a los ojos”. ¿Cierto? ¡FALSO! La belleza ES interior y exterior, y lamento decirles que lo de afuera SÍ importa.

 

El pretender que no queremos vernos bien, que no queremos sentirnos ágiles, rápidas, fuertes y por qué no… también resultar atractivas es inútil, es parte de nuestra esencia ya que como humanos sabemos apreciar la belleza y nos sentimos inclinados hacia ella. No me voy a sentar a decirles que únicamente trabajen en su interior, porque de alguna manera, el exterior es un reflejo de lo que está pasando adentro.

 

Mi punto es transmitirles que tal vez el problema radica en nuestro concepto errado y limitado de belleza, un concepto hermético, fijo e impenetrable. Si tienes celulitis ya no eres bella, si te salen granitos tampoco, si tienes unos kilos de más puedes ser “linda” pero hermosa ya no, si no estás marcada o con buen tono muscular mejor ni te pongas traje de baño, si no subes fotos reveladoras no tienes sex appeal, si eres del color, tamaño, estatura o complexión equivocada, mejor acepta que nunca pertenecerás a las mujeres de ligas mayores.

 

Entonces aquí surge la primera pregunta: ¿de dónde sacamos nuestra “idea” de belleza? ¿Medios? Televisión, revistas, Facebook, Instagram… medios en los que todas las imágenes pueden (y son) alteradas para acentuarlas. ¿Concursos de fitness? Estás comparando tu “cuerpo cotidiano” con la mejor forma de una atleta que por cierto… solo se va a ver así por las próximas 12 horas ¿Exparejas? ¿Situaciones que en algún momento nos hicieron sentir en desventaja con alguien más que tenía equis o ye características y por lo tanto las idealizamos?

 

Ahora… surge la siguiente pregunta: ¿crees que es JUSTO para ti, juzgarte y juzgar a los demás con base en ese molde SUBJETIVO y rígido que has desarrollado? En un mundo de tantas posibilidades, tanta variedad, tantas opciones y tanta diversidad, ¿solo existe UN camino para ser hermosa y sentirte contenta así como te ves? ¡NO!

 

¿En qué momento compramos la idea de está bien “odiar” algo de nosotros? ¿En qué momento asumimos que necesitamos ser perfectas para merecer ser amadas? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste absolutamente cómoda en tu propia piel sin esconder, sin justificar, sin señalar, sin avergonzarte?

 

¡MUJERES, El PRIMER paso para transformarnos es ACEPTARNOS! Está bien si quieres un porcentaje de grasa más bajo, si quieres correr un maratón, si quieres ganar masa muscular en las pompas, pero recuerda, en todo momento que lo que representas como mujer no depende de ello. SIEMPRE has sido hermosa, la diferencia es que estás decidiendo ser más sana, más fuerte, más rápida y más resistente.

 

Date permiso de ser humana, haz las paces contigo en el espejo, logra ver más allá de la arruga que te salió, que la estría que se ve a contraluz, el “gordito” que se te hace… bla, bla, bla. Da un paso atrás: mírate: eres una MUJER. Sonríe: Tienes la capacidad de hacer sentir a los demás una infinidad de sensaciones, tienes una voz que puede dar aliento a un ejército, tienes una fortaleza que te ha llevado a lugares que nunca imaginaste, ¡tienes vida! Tienes un corazón que late y que te pide que dejes de perder tus valiosos años peleada contigo y que empieces a ser tu amiga.

 

La belleza también viene desde adentro, la belleza irradia de una mirada limpia, una sonrisa sincera, una palabra amable. ¡Hoy sé que esta es la respuesta que el espejo me gritaba cada mañana y que yo me empeñaba en no escuchar! ¡SONRÍE! Trabaja en la calidez con la que te mires a ti misma, a tus mejores atributos y también tus “desperfectos”: pecas, cicatrices, marcas, lunares, etc. Porque esos también son tuyos y en ellos puedes ver tu historia, tu esfuerzo para mejorar cada día, para trascender.

 

Pon atención en cómo te nutres y entrenas no solo para conseguir “un cuerpazo”, sino para sentirte plena. Y aprender a cuidar nuestro cuerpo no porque lo odiemos, ¡sino porque lo amamos! Suena fácil pero es cosa de soltarnos y decidir vivir felices sin ataduras a lo material, para dar paso a nuestra sensibilidad y espiritualidad (no hablo de ir a misa o leer la Biblia necesariamente) hablo de elevar nuestra esencia y abrir nuestros ojos a un mundo nuevo libre de apegos y de esquemas establecidos.

 

No te hace entrenar mejor el traer los zapatos deportivos más caros, pero si te hace entrenar y seguir el plan mejor ese fuego que hay en tu corazón que te grita: ¡AVANZA! Mírate al espejo y ve lo bella y grandiosa que eres, tener una cintura diminuta no siempre es sinónimo de éxito, el éxito es hacer lo que te gusta, disfrutar de este viaje llamado vida y tener tanto amor, empuje, calidez e inspiración que puedas compartirlo con quien te rodea.

 

¿Cuántas mujeres talla 0 están sumidas en anorexia o bulimia? ¿Cuántas caras perfectas son producto de la pose perfecta e iluminación justa?, lo he visto: ¡magia pura! Aquí te van las noticias de última hora: ni siquiera la chica de la portada se ve como la chica de la portada. Tu talla y tu peso no te hacen mejor o peor mujer, solo son la sal y pimienta de esta deliciosa ensalada llamada vida, pero no los ingredientes más importantes.

 

Espero que este mensaje toque algunos corazones, la intención es poder conectar con todas las que se sienten de una u otra manera identificadas, como coach de más de mil mujeres (y como mujer) hoy puedo decirles que veo con claridad lo ciega que está la sociedad para apreciar a las mujeres en toda su extensión y complejidad.

 

Sin embargo, es nuestra tarea poner un alto a toda la basura con la que tratan de llenar nuestra cabeza, detener esta locura de demandas interminables, ponernos de pie, dejar de compararnos, impulsar a otras mujeres, dimensionar, tomar proporción, darle la justa medida a las cosas, entender que ninguna característica (externa o interna) nos define. Ser reales, ser nosotras… ser felices y entonces arder y luchar hasta conseguir nuestras metas.